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La seguridad y el respeto al medio ambiente de las casas de madera.

Se dice que el progreso consiste en avanzar siempre, y la construcción ecológica supone un salto realmente grande con respecto a la construcción tradicional, años de estudios para llegar a viviendas mucho más seguras y respetuosas con nuestro planeta, tanto desde el punto de vista de su construcción como de su gestión. A menudo se tiene en cuenta en el diseño que estas casas también deben alcanzar altos estándares desde el punto de vista de su gestión autónoma, es decir, que sus sistemas no deben consumir ni siquiera contaminar, al tiempo que permiten a quienes las habitan no hacer ningún sacrificio. Todo lo que acabamos de decir sólo es posible gracias al uso de paneles solares, que son capaces de producir energía suficiente para hacer funcionar todos los dispositivos de un edificio, sin necesidad de disponer de conexiones adicionales, con lo que se ahorra dinero y se contamina menos al evitar el uso de metano y otros combustibles.
Junto con técnicos especializados, es posible evaluar todas las opciones para que la casa sea de alto rendimiento y lo menos contaminante posible.
En términos de seguridad, esto también significa no tener conexiones con productos inflamables y no utilizar gas y combustibles similares para la calefacción y el agua sanitaria de la vivienda.
En cuanto a la seguridad en el hogar, recordemos que la madera y el cáñamo tienen unas características especiales tan importantes que hacen que las casas de madera estén entre las más seguras, tanto desde el punto de vista sísmico como en cuanto a su capacidad para resistir el fuego. Un muro de hormigón resiste unas veinte veces menos las posibles oscilaciones de un terremoto que un muro de madera. Otro detalle es el de la resistencia al fuego, que hay que explicar bien, porque es una de las mayores preocupaciones de quienes se plantean este tipo de construcción. El cemento a temperaturas inferiores a cien grados centígrados puede empezar a perder compacidad y la pared también pierde resistencia, lo que significa que los edificios pueden derrumbarse fácilmente.
La madera, en cambio, no pierde forma ni resistencia y, por tanto, da a los habitantes del edificio la oportunidad de salir y pedir ayuda rápidamente antes de que la estructura pueda derrumbarse o incendiarse.