Hoy en día, pensar en la fijación o consolidación de superficies de piedra o pinturas murales trae inmediatamente a la mente varias clases de productos, desde productos inorgánicos como el hidróxido de bario o el oxalato de amonio, hasta el silicato de etilo y los polímeros, estos últimos divididos en varias familias. También hay productos utilizados en tiempos relativamente recientes y hoy en día abandonados o casi abandonados, como los fluosilicatos o el "vaso de agua" del siglo XIX, es decir, el silicato de sodio y de potasio. Pero si nos remontamos a un siglo más o menos, sólo encontraremos un protagonista de la consolidación: el agua de cal, es decir, una solución acuosa saturada de hidróxido de calcio, Ca(OH)2.
No hay que confundir esta solución, clara y estable, con la leche de cal, que es una dispersión lactescente del hidróxido de calcio habitual, que tiende por un lado a separarse, y si se aplica sobre las superficies, a depositar una pátina blanca de carbonato de calcio. La reacción es siempre la carbonatación habitual: Ca(OH)2 + CO2 ? CaCO3 + H2O Y es precisamente en esto en lo que se basa la fuerza del método: depositar el mismo material que constituye el aglutinante de las piedras carbonáticas y los morteros históricos, en analogía con la acción del silicato sobre las piedras silíceas. Por lo tanto, compatibilidad total. Lamentablemente, el método tiene un límite intrínseco e insuperable: la baja solubilidad del hidróxido de calcio (1,7 g/l a 20°C, pero se reduce drásticamente en presencia de sulfatos, lo que hace que el producto sea casi inaplicable en superficies sulfatadas).
Esto significa que se necesitan muchas solicitudes para depositar una cantidad mínima de agente consolidante. Un intento de utilizar materiales similares pero con solubilidades más altas está representado por el método del bario (que tiene una solubilidad 35 veces mayor, 60 g/l a 20°C), que sin embargo presenta el problema de la toxicidad para el operador y un pH mucho más alto. La aparición de otros tipos de agentes consolidantes ha reducido el uso del agua de cal a unos pocos casos esporádicos, pero sin duda el interés por el tema sigue vivo, como lo demuestran algunos discursos pronunciados en la Conferencia de Brixen en 2007 titulados "La consolidación de los aparatos arquitectónicos y decorativos" [1]. La revalorización del método se debe, por un lado, a los hallazgos negativos de los usos incorrectos de los polímeros y, por otro lado, a la búsqueda de métodos compatibles según los principios de la "bioarquitectura". La eficacia de este tipo de tratamiento ha sido muy debatida, también debido a la ausencia de estudios científicos que demuestren sus efectos reales, y un intento de determinar la penetración marcando el consolidante con el isótopo 45Ca mostró una profundidad máxima de penetración de 2 mm.